A todos nos ha pasado, estás a la mitad de una fiesta, quieres destapar una helada cerveza y no hay un destapador cerca. Afortunadamente todos hemos aprendido con el tiempo a destaparla de alguna manera y seguramente no faltará quien se ofrezca hacerlo de una manera poco usual, como con los dientes, la cuenca del ojo o algún instrumento desproporcionado.
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